El
presidente Francisco Camps ha vuelto a tener un sueño: construir aquí un
Parque Temático Ferrari. Y algunos líderes de la oposición como el portavoz del
PSOE en Les Corts, Ángel Luna, han creído que es una nueva locura, dada la situación del país y de la
Generalitat en particular. Pero no le han entendido bien. Él es un hombre de sueños. El año pasado, con motivo de la presentación del
Open de Tenis ya anunció que había tenido uno maravilloso: que se celebraran en Valencia unos
Juegos Olímpicos. Y, aún antes, tuvo aquel de organizar los primeros
Juegos Europeos de la historia, para los que pagó, al parecer, algún que otro millón de euros por las gestiones realizadas —ya dirán algún día cuántos—. Como también tuvo aquellos que se han hecho realidad: el del
Gran Premio de Fórmula 1, o el de la
Volvo Ocean Race, esa misteriosa carrera de veleros que partiendo de Alicante se pierde en los océa
nos del planeta Tierra.
Como los sueños, sueños son, qué más dará cuánto cuestan. No vamos a reparar en esas nimiedades: que si el de Abu Dhabi ha costado
800 millones de euros, que si la
Fórmula 1 lleva invertidos
90 en el
Circuito,
más otros 90 de canon al final de la corrida, que si
21 de la
Volvo, que si el de
Terra Mítica va por los
420.
¿Será per diners? Además, nadie de los que protesta lo pagará, pues eso correrá a cargo ya de nuestros nietos o biznietos, habida cuenta del endeudamiento de nuestra institución autonómica mayor. A lo mejor entonces somos muy ricos, porque ¿quién puede asegurar que no aparecerá petróleo frente a nuestras costas? Al fin y al cabo son tan antiguas como las de los emiratos esos del Golfo.
Así que,
¿por qué se quejan? Seguro que es sólo para fastidiar. O por celos, o por temores políticos, pues
Camps se ha vuelto a sacar un as de la manga. Como hizo antes de las elecciones autonómicas de 2007, ¿recuerdan? Entonces fue la
Fórmula 1. Q
ue tampoco nos iba a costar nada a los valencianos porque
el Circuito lo pagarían los que compraran las viviendas en la zona, y
Valmor, empresa que ni existía, se haría cargo del canon y de la organización. Que al final la
Generalitat haya salido al rescate de esta empresa auspiciada por ella, qué más da. La gente ya no se acuerda de las promesas del 2007. O si se acuerda, ahora le vendemos otra moto, perdón, un
Parque Temático, y se lo endosamos igual. El
Conseller de Hacienda, el otro
Camps, ya ha lanzado un caramelo, el de la inversión extranjera. Es más, alguno de la oposición, como
Joan Calabuig, candidato a alcalde por el
PSOE, ya ha caído en la trampa por aquello de ganar algún voto (qué iluso, cree que le va a restar votos a Rita Barberá, apoyando lo que ella dice) y no se opone «previamente».
Así que de locuras, perdón, de sueños, nada. Pura estrategia política, de quien todavía piensa en que éste es el país de las maravillas, y que no estamos hipotecados hasta las cejas. O que los romanos volverán a ocupar la Hispania y nos harán el
Parque Temático, mientras a ellos se les hunde Pompeya. Una premonición porque la Casa de los Gladiadores de la ciudad que enterró el Vesubio, se cayó unos días antes del viaje de
Camps y Barbera a
Italia y ha abierto un gran debate, no sólo allí, sino en todo el mundo, por la falta de atención a su patrimonio histórico. De manera que como para venir ahora aquí a invertir. Invertir, invertir, como en casi todo, invertiremos los de aquí y ellos pondrán su nombre, que para eso son muy listos. Lo demás es literatura para incautos, que revestirán con estudios de repercusión, impacto, creación de miles de puestos de trabajo... Como si no tuviéramos el ejemplo, el mal ejemplo de
Terra Mítica.
La realidad, es muy cruda y mientras
nuestro President sueña, y otros pican, espero que cada vez menos, la
Consellería de Cultura y Deportes baja, de nuevo, su presupuesto para 2011. Por tercer año consecutivo. Eso no son sueños. Es la taza de tila que nos dan al despertar de la pesadilla. La Consellería menguante, en feliz descripción de
Jeanette Segarra, tiene menor dotación para el Deporte que el año pasado, como ya sucedió en 2008. Y, como quiera que
acaban no gastándose todo el dinero consignado, sobre todo en materia de
instalaciones deportivas, nos hemos situado en niveles de mediados de los años 90. Un
31% desde 2008 y si nos ceñimos al de este año y el próximo un
40%, según la parlamentaria
Marga Sanz. Tremendo.
A las
federaciones deportivas les vuelven a
bajar el 10% y a los
clubes el
40%. Nada nuevo bajo el sol, solo basta remitirles a las explicaciones del año pasado. Por eso, a esos sueños de grandeza se contrapone un deporte cada vez más menguante económicamente. Pero no les preocupa porque escucharán pocas críticas. El
Consell Valencià de l´Esport, tiene una postura
intervencionista en las
elecciones a las federaciones deportivas valencianas. Ahí si
se mete, y de qué manera, para colocar a sus afines o a dóciles paniaguados que no molesten. Pero otro día hablaremos de los tejemanejes de la
Secretaria Autonómica,
Niurka Montalvo, que sabe mucho de democracia. Orgánica, por supuesto.
(fuente: Vicente Añó. Levante-emv de 14 de noviembre de 2010)