Hoy decimos sí a la democracia en Ecuador. Honduras está aún en nuestro recuerdo.
Por Carlos Braverman
Todas las sociedades están preparadas para resolver conflictos y tensiones dentro de su orden jurídico y democrático, dijimos entonces en referencia al golpe en Honduras de junio 2009.
Las fracturas institucionales, justamente por causa de golpes de estado instruidos por fuerzas militares que se subvierten, siguen vigentes en el imaginario colectivo y simbólico de América Latina.
La “Operación Cóndor”, dejó aún muchas heridas no cicatrizadas.
Las fracturas institucionales, justamente por causa de golpes de estado instruidos por fuerzas militares que se subvierten, siguen vigentes en el imaginario colectivo y simbólico de América Latina.
La “Operación Cóndor”, dejó aún muchas heridas no cicatrizadas.
La asonada en Ecuador se debe reencauzar por las vías institucionales legítimas de la sociedad de este país, para que resuelva sus conflictos dentro del estado de derecho.
De esta forma, las constituciones no originan el Estado de Derecho, sino que son más bien su expresión y plasmación codificada. La legalidad a la que sus principios dan lugar es una legalidad que ha sido aceptada como valor compartido de la ciudadanía y cuyos principios provienen de las luchas, acuerdos y equilibrios resultantes de la interacción de los sujetos políticos. No obstante, una vez que una constitución ha sido establecida y su aceptación se ha generalizado, sus ordenamientos tienen una obligatoriedad que no posee ninguna norma moral o práctica política.
La democracia como método de elección de gobernantes no se limita, entonces, a regular el cambio sistemático y pacífico de quienes ejercen el gobierno representativo, sino que, entre otros resultados, permite la institucionalización jurídica de los principios y valores políticos democráticos. Las normas constitucionales derivan por ello y su justicia del método que las ha hecho posibles: la decisión o soberanía ciudadana expresada por medio del principio de mayoría. Si se olvida esta conexión fundamental, se olvida también que la democracia es el único recurso que permite la reforma y el perfeccionamiento de las normas jurídicas por una vía pacífica y racional.
Es necesario no olvidar y Facebook es solamente un mero aporte informático. Hace falta mucho más, caminemos esa senda.
Carlos Braverman
De esta forma, las constituciones no originan el Estado de Derecho, sino que son más bien su expresión y plasmación codificada. La legalidad a la que sus principios dan lugar es una legalidad que ha sido aceptada como valor compartido de la ciudadanía y cuyos principios provienen de las luchas, acuerdos y equilibrios resultantes de la interacción de los sujetos políticos. No obstante, una vez que una constitución ha sido establecida y su aceptación se ha generalizado, sus ordenamientos tienen una obligatoriedad que no posee ninguna norma moral o práctica política.
La democracia como método de elección de gobernantes no se limita, entonces, a regular el cambio sistemático y pacífico de quienes ejercen el gobierno representativo, sino que, entre otros resultados, permite la institucionalización jurídica de los principios y valores políticos democráticos. Las normas constitucionales derivan por ello y su justicia del método que las ha hecho posibles: la decisión o soberanía ciudadana expresada por medio del principio de mayoría. Si se olvida esta conexión fundamental, se olvida también que la democracia es el único recurso que permite la reforma y el perfeccionamiento de las normas jurídicas por una vía pacífica y racional.
Es necesario no olvidar y Facebook es solamente un mero aporte informático. Hace falta mucho más, caminemos esa senda.
Carlos Braverman
*Carlos Braverman (Israel): Politólogo y Psicólogo, miembro de la Asociación de Derechos Civiles de Israel.
Activista por una coexistencia judéo-árabe mutuamente justa y el altermundialismo. Miembro del Partido Meretz (Partido Socialista de Israel – Haifa).
Presidente del Instituto Campos Abiertos (Investigaciones en Ciencias Políticas).
Activista por una coexistencia judéo-árabe mutuamente justa y el altermundialismo. Miembro del Partido Meretz (Partido Socialista de Israel – Haifa).
Presidente del Instituto Campos Abiertos (Investigaciones en Ciencias Políticas).
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