Es lo que me ha parecido ver y escuchar, antes, durante y
después de la intervención del secretario general del PSPV, Ximo
Puig, en el acto organizado por Nueva Economía Forum, en Valencia.
Faltaban pocos, por no decir ninguno. La gran sala a rebosar. Todas las familias
socialistas con sus máximos representantes, y las empresariales con los suyos.
Los semblantes eran serios. Nadie tenía ganas de desayunar. Habían ganas de
escuchar propuestas concretas, y Puig las ha hecho.
[Maria Josep Serra] Mientras un avión sobrevolaba el aeropuerto de Castellón, el
primero tras su inauguración hace casi dos años, y Alberto
Fabra, presidente de la Generalitat, visitaba la Lonja de Catí, el
dirigente socialista exponía sus ideas para cambiar el rumbo de la Comunidad
valenciana, recuperar la mayoría social que el Partido Popular ha perdido, ” y
que nosotros todavía no hemos ganado”, ha apuntado el diputado.
Mientras un avión sobrevolaba el aeropuerto de Castellón, el
primero tras su inauguración hace casi dos años, y Alberto
Fabra, presidente de la Generalitat, visitaba la Lonja de Catí, el
dirigente socialista exponía sus ideas para cambiar el rumbo de la Comunidad
valenciana, recuperar la mayoría social que el Partido Popular ha perdido, ” y
que nosotros todavía no hemos ganado”, ha apuntado el diputado.
La presentación ha corrido a cargo del ex conseller de
Economía, y ex presidente del Instituto de Crédito Oficial (ICO),
Aurelio Martínez, catedrático de Economía Aplicada y doctor en
Ciencias Económicas y Empresariales por la Universidad de Valencia.
El presidente de la Confederación de Organizaciones
Empresariales de la Comunidad Valenciana, CIERVAL, José Vicente
González, coincidía con Puig en la dejación de funciones del actual
Gobierno Valenciano, y en el agotamiento de un modelo político y económico que
ha conducido a los valencianos a una deuda histórica que supera el 20%. Con una
hipoteca de 85.000 millones de euros; seis veces el presupuesto de un año,
el 83% del PIB valenciano.
Como ha señalado Puig una deuda contraída por el actual
gobierno en tiempos de crecimiento. “Un
disparate mayúsculo que ahora hace que no podamos recurrir al crédito para
suavizar la crisis porque nadie nos presta”, ha explicado. “Una profunda
equivocación que provoca el cierre de empresas, la destrucción de empleo y el
recorte en inversiones esenciales para el futuro, como la educación o la I+D+i”,
ha añadido el líder del PSPV.
Tras la deuda, la perdida de imagen. Lo que cuenta los
diarios más importantes del mundo. “Que no sabemos administrarnos, que
derrochamos los recursos en proyectos absurdos y faraónicos, que somos corruptos
en todos los estratos, que triunfan los enchufados, que no pagamos impuestos, en
definitiva, que no somos serios ni de fiar. Eso es lo que han conseguido
nuestros gobernantes”, ha afirmado.
Otra losa para Puig ha sido la desaparición del sistema
financiero. “No queda nada. Un páramo”, ha dicho. Que junto a la ausencia de un
modelo productivo sensato ha conducido a una economía “sometida a la cultura del
dinero fácil, que confundió las prioridades de nuestros empresarios y sacó a
miles de jóvenes del sistema educativo”, provocando unos índices de paro del
28%, dos puntos por encima de la media nacional.
Propuestas
Lo que todos los presentes querían oír: “Necesitamos un nuevo
proyecto, un cambio real, el reinicio de nuestro autogobierno”.
Para Puig la democracia está en crisis y no se están dando respuestas a
los ciudadanos, que las buscan en otras opciones. “Los socialistas tenemos
que ser los primeros en reconocer nuestros errores y proponer los cambios
necesarios para superar la desafección”. Y para ello defiende la
transparencia, la lucha contra la corrupción, la reforma de los partidos
políticos, y una reconversión institucional.
¿Cómo?, se preguntarán. Haciendo publicas la renta y el
patrimonio de los cargos del partido, firmando pactos empresariales por la
integridad entre las Administraciones y los contratistas, impulsando una ley
para la protección del denunciante de prácticas corruptas e ilegales, eliminando
los privilegios del aforamiento, y alargando los plazos de
prescripción”.
El dirigente socialista también propone una ley de
partidos que obligue a realizar primarias abiertas, con listas desbloqueadas y
una financiación en la que las donaciones empresariales estén prohibidas. Además
de la reforma del Senado, de la Administración periférica del
Estado, la eliminación de las delegaciones territoriales de la Generalitat, y la
apertura del debate sobre la supresión de las
Diputaciones.
Para crear empleo y garantizar el Estado de Bienestar
es preciso reformar el modelo productivo actual basado en los grandes eventos y
la especulación inmobiliaria. Puig aboga por potenciar los Institutos
Tecnológicos, incrementando la relación entre la empresa y las Universidades. Y
la creación de un Banco Público para Pymes, que según ha dicho, se está
experimentando en otros países. “Instrumentos públicos de competitividad de
nuestra economía que no pueden depender del color del gobierno de turno ni ser
agencias de colocación para enchufados. Tienen que estar dirigidos por
profesionales independientes y cualificados”, ha destacado.
Son algunas de las propuestas que ha resaltado el líder
socialista ante un auditorio que será parte del cambio que necesita la Comunidad
Valenciana. Que será el que quieran darle los valencianos.
Ximo Puig ha contado a los presentes que rechaza una
administración arrogante. “No quiero una Generalitat que responda con amenazas.
Ni que desprestigie a los funcionarios, a los profesores, al personal de la
sanidad o a los dependientes cuando reclaman sus derechos. Creo en una
Administración que trabaje con los valencianos y no contra los valencianos, que
ayude y que no entorpezca; que vele por garantizar la igualdad de
oportunidades”.
Son sólo palabras y los hechos son los que cuentan. Los
sondeos públicos y privados dicen que el PP pierde la mayoría absoluta, y todos
se han puesto las pilas, entre ellos, los socialistas valencianos, que no están
dispuestos a tirar la toalla. Esperemos que la Comunidad
Valenciana resista lo que todavía está por llegar.
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