Pero, mira por donde, al avanzar unos pocos metros en su interior, junto a la valla del recien re-construido "riu-rau d'Arnauda", leemos lo siguiente:
Deseamos que no sea agorero del futuro que le podría deparar a esta joya arquitectónica de la cultura y del saber popular.
A los pocos días al volver sobre nuestros pasos, nos preguntamos si aquello era fruto de la casualidad, y entramos por la entrada opuesta. ¿Qué fue lo que nos encontramos? Aquí lo teneis... sí, sorprendentemente, y en la misma señal se prohibe la entrada de perros, y también se señaliza la entrada al pipi-can. Non Comment!
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