miércoles, 7 de marzo de 2018

Deuda estadounidense / Inflación: la Fed como herramienta de apoyo a los objetivos de Trump. GEAB núm 122

Deuda estadounidense / Inflación: la Fed como herramienta de apoyo a los objetivos de Trump

pic geab 122
A principios de febrero, las bolsas estadounidenses y, subsecuentemente, el resto de los mercados financieros del mundo, experimentaron una brutal corrección. En solo dos días, el índice Dow Jones perdió sus beneficios del mes de enero y se adentró en una espiral descendente. Desde entonces, el mundo financiero se tambalea. Aunque esta corrección ha mantenido una dinámica propia, principalmente por efecto de los nuevos productos derivados de volatilidad, su punto de partida fue la publicación, el 2 de febrero, de la progresión en enero del crecimiento de los salarios por hora, que aumentaron un 2,9 % después de aumentar un 2,6 % en diciembre[1]. Una aceleración que amenaza al mercado con traer una restricción monetaria antes de lo que se espera en EE. UU. y, como consecuencia, también una desaceleración del crecimiento económico. Dado que, después de nueve años de subida continua – una de las más prolongadas de la historia de Wall Street – el mercado estadounidense comienza a sobrevalorarse[2], todo análisis de crecimiento a la baja se traduce automáticamente en beneficios masivos.
Tras haber deseado durante mucho tiempo que volviera la inflación, los mercados ahora la temen. O, mejor dicho, temen que no traiga consigo una aceleración de la restricción monetaria[3]. La corrección del mercado financiero es una advertencia para el nuevo presidente de la Reserva Federal Estadounidense, Jerome Powell, que relevó a Janet Yellen el 5 de febrero[4]: toda determinación a acelerar la normalización de los tipos podría traducirse en un crac bursátil. El sector financiero reconoce que la euforia pasada depende del dinero fácil y así, el nuevo presidente de la Fed está obligado a mantener la política de Janet Yellen: avanzar hacia la normalización sin prisa, pero sin pausa.
Jerome Powell bajo la presión de los “halcones”
¿Qué hará Jerome Powell? De entrada, efectivamente corre el riesgo de encontrarse atrapado bajo la presión de los “halcones” de la Fed. De hecho, uno de los principales argumentos para la prudencia de Janet Yellen está a punto de caer. La Fed posee un doble cometido: asegurar el pleno empleo y estabilizar la inflación en torno al 2 %. Aparentemente, el primer objetivo ya se ha alcanzado: la tasa de desempleo, al 4,1 %, se acerca a los mínimos históricos[5]. Pero este pleno empleo aún no se traduce en una subida de los precios. Es cierto que la inflación llegó en diciembre al 2,1 %, pero la inflación subyacente, aquella que no tiene en cuenta la energía y la alimentación, permanece al 1,8 %. Y, lo que es más importante, nada garantiza la sostenibilidad de la dinámica inflacionista mientras no se instaure una dinámica precios-salarios. No obstante, los salarios continúan aumentando muy moderadamente. En 2017, la inflación sufrió así una brusca desaceleración, volviendo a descender entre mayo y agosto por debajo del 2 %[6].
Es esto lo que justificaba, a los ojos de Janet Yellen, su prudencia. En noviembre se declaró “perpleja” ante la ausencia de la espiral precios-salarios[7]. Y durante la última reunión del Comité de Política Monetaria presidida por ella, el 31 de enero, mantuvo su posición de una subida moderada de los tipos, respaldada por todos los demás miembros[8]. Pero desde que al fin se está perfilando una dinámica salarial y la reducida tasa de desempleo se traduce en un aumento de los salarios, la Fed tiene razones para pensar que la ansiada espiral precios-salarios está a punto de hacerse realidad. Los “halcones” de la Fed están empezando a abogar abiertamente por una aceleración de la restricción monetaria. El 2 de enero, Neel Kashari, presidente de la Reserva Federal de Minneapolis, no dudó en advertir de que “si el crecimiento salarial continúa, podría afectar al ritmo de subida de los tipos”[9]. Prevista para marzo, la próxima reunión del Comité de Política Monetaria de la Fed debería ser la ocasión para aumentar los tipos. Y esta primera reunión presidida por Jerome Powell también será la ocasión para determinar si se inclina por la continuidad o se posiciona del lado de los halcones.
La pérdida de independencia de la Fed
El nuevo presidente de la Fed podría sin embargo basar sus decisiones no tanto en la presión de los mercados o de los halcones, sino en el apoyo que pretende dar a la política económica de Donald Trump. Jerome Powell es claramente “el hombre del presidente”. Jurista de profesión (no economista), en teoría tenía muy pocas posibilidades de ocupar la Presidencia del banco central más poderoso del mundo[10]. Es gobernador de la Fed tan solo desde 2012 y será el primer presidente no economista de la Reserva Federal desde 1979. Es decir, si la elección de Donald Trump se zanja. Y si el sentimiento de reconocimiento de Jerome Powell es fuerte[11].
Durante el anuncio en noviembre del nombramiento de Jerome Powell, este fue aclamado como seguidor de los pasos de Janet Yellen, pues en la Fed, tenía reputación de “centrista” en materia de política monetaria[12]. Pero en realidad, Donald Trump lo ha designado por apoyar su política. El presidente estadounidense fue parco en reproches hacia la Fed durante su campaña. Más adelante se mostró más discreto aún e incluso en ocasiones, elogioso, aunque había descartado a Janet Yellen para un segundo mandato, rompiendo con la tradición. Esta última no ha podido ocultar su decepción, dimitiendo al término de su mandato[13]. ¿Por qué no conservar a Janet Yellen si el objetivo era continuar con la misma política? Muchos han advertido discrepancias entre Donald Trump y Janet Yellen sobre la regulación. Es probable, pero sobraban motivos para discrepar, empezando por el gran plan de reducción de impuestos[14].
Con Jerome Powell, es altamente probable que la Fed pierda aún más independencia. Y, paradójicamente, esta pérdida podría traducirse efectivamente en una continuación de la política de Janet Yellen. Por el momento, el presidente estadounidense no tiene ningún interés en que los tipos asciendan. Ha prometido que su política económica – en particular fiscal – se va a traducir en un crecimiento del 4 % este año. Una estimación muy ambiciosa para alcanzar la cual será necesario descartar toda política de restricción monetaria rápida. Máxime cuando su política se va a traducir en un dramático aumento del déficit público estadounidense de 1,5 billones de dólares en 10 años[15]. El presidente estadounidense podría tratar de mantener los tipos reales bajos, en aras de reducir el coste real de este déficit…
Para leer más: GEAB 122
———————————————————————————-
[1] Fuente: New York Times, 02/02/2018
[2] Fuente: Forbes, 24/01/2018
[3] Fuente: USA Today, 02/02/2018
[4] Fuente: New York Times, 05/02/2018
[5] Fuente: Reuters, 04/02/2018
[6] Fuente: Bloomberg, 13/12/2017
[7] Fuente: Reuters, 22/11/2017
[8] Fuente: Bloomberg, 31/01/2018
[9] Fuente: Wall Street Journal, 02/02/2018
[10] Fuente: New York Times, 02/11/2017
[11] Fuente: Morningstar, 03/11/2017
[12] Fuente: Reuters, 07/11/2017
[13] Fuente: Politico, 20/11/2017
[14] Fuente: Bloomberg, 13/11/2017
[15] Fuente: Wall Street Journal, 09/02/2018

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Se permiten solo aquellos comentarios que no sean ofensivos en su forma o su contenido, debiendo ser expresados en cualquier caso, con respeto a las personas e instituciones.