"Buenas noches. En Nochebuena, como cada año, me dirijo a todos vosotros para transmitiros mis mejores deseos de paz y felicidad. Al término de este año difícil y complicado para todos, quiero hablaros con sinceridad y realismo, sin rehuir los problemas que nos aquejan como sociedad (...)
Llevamos varios años sumidos en una severa crisis económica (...) cuyos efectos negativos son para todos evidentes. Para muchos, tristemente demasiado evidentes por su dureza. Es una crisis que está llamada seguramente a modificar hábitos y comportamientos económicos y sociales. Si España ha alcanzado en los últimos decenios las más altas cotas de progreso y bienestar de su historia, ahora hemos de saber reconocer con humildad cuáles han sido los comportamientos en los que, como individuos y como grupo, hayamos podido equivocarnos (...)
Será necesario para ello un planteamiento (...) que corresponde desarrollar a los responsables políticos y a los agentes económicos y sociales (...) Me corresponde, como jefe del Estado, animar a esas instancias a trabajar sumando voluntades, no restándolas; acercando posiciones, no distanciándolas; buscando avenencias, no rechazándolas. Animarles a trabajar con diálogo y altura de miras, con rigor y convicción (...)
En una coyuntura como la que vivimos, los temas que requieren una solución prioritaria se agolpan ante nuestra puerta, pero si tuviéramos que destacar la máxima prioridad, creo que no dudaríamos en señalar la lucha contra el desempleo como objetivo último y cierto.
Con una cifra de parados inaceptable, y que lo es todavía más entre los jóvenes que buscan su primer empleo, quiero rendir un hondo homenaje de agradecimiento y admiración a las familias, cuya generosidad y entrega está siendo clave para que nuestro país mantenga los actuales niveles de estabilidad social (...) Estabilidad y prosperidad, en el marco de nuestra Constitución, es lo que esta gran nación española ha sabido construir en paz y libertad a lo largo de las últimas décadas, junto con un Estado de bienestar necesario para mantener la indispensable cohesión social que la justicia distributiva reclama.
Junto a la crisis económica, me preocupa también enormemente la desconfianza que parece estar extendiéndose en algunos sectores de la opinión pública respecto a la credibilidad y prestigio de algunas de nuestras instituciones. Necesitamos rigor, seriedad y ejemplaridad en todos los sentidos. Todos, sobre todo las personas con responsabilidades públicas, tenemos el deber de observar un comportamiento adecuado, un comportamiento ejemplar.
Cuando se producen conductas irregulares que no se ajustan a la legalidad o a la ética, es natural que la sociedad reaccione. Afortunadamente vivimos en un Estado de derecho, y cualquier actuación censurable deberá ser juzgada y sancionada con arreglo a la ley. La justicia es igual para todos.
No debemos, sin embargo, generalizar los comportamientos individuales, so pena de cometer una gran injusticia con la inmensa mayoría de los servidores públicos, y también de los empresarios o trabajadores del sector privado, que desarrollan su labor de forma ejemplar y honesta. De lo contrario, se podría causar un grave daño a instituciones y organizaciones que son necesarias para la vertebración de nuestra sociedad.
La unidad de las fuerzas democráticas y la firmeza de los españoles en la defensa de nuestro Estado de derecho frente al terrorismo han demostrado que los proyectos totalitarios no tienen cabida en la España democrática. Frente a la intolerable pretensión de los terroristas de tratar de conseguir objetivos políticos mediante el uso de la violencia, la amenaza, la intimidación o la extorsión, la sociedad vasca y el conjunto de la sociedad española han defendido su libertad y sus instituciones desde la legalidad, con el sacrificio y la eficacia de las fuerzas de seguridad, la permanente y decidida acción de la justicia y la generosa cooperación internacional.
Ahora es ya tiempo de que los terroristas entreguen sus armas asesinas y desaparezcan para siempre de nuestras vidas. Esta noche es un momento especial para dedicar un recuerdo emocionado a quienes más han sufrido esta tremenda injusticia, las víctimas del terrorismo (...) para recordar que su sacrificio no ha sido en vano.
Hace cinco semanas los españoles han elegido a sus representantes (...) en unas elecciones generales que han dado como resultado la alternancia política. En este nuevo escenario que se abre, la Corona, en tanto que símbolo de la unidad y permanencia del Estado, seguirá haciendo todos los esfuerzos necesarios en favor de una convivencia integradora (...)
Hemos demostrado con creces que, cuando estamos unidos y seguros, sabemos dar respuesta a los retos más complejos. Los que tenemos ante nosotros lo son, pero no tengo duda de que los españoles sabremos estar a la altura de los tiempos y para ello siempre contaréis con el mayor y mejor hacer de la Corona.
Os reitero mis mejores deseos en esta Navidad y para el año que pronto comienza. Estemos unidos. España lo merece y lo necesita. Buenas noches."
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