martes, 9 de abril de 2013

Hacia la conclusión de acuerdos tipo “Schengen” entre Euro-BRICS, por Harald Greib

 


Los acuerdos de Schengen autorizan la libre circulación de personas dentro de la zona denominada “Schengen”, eliminando los controles en las fronteras interiores, lo cual es compensado por un fortalecimiento de los controles de las fronteras exteriores de acuerdo a una normativa común para todos los países miembros.

Esta normativa incluye cuatro componentes :
. Fortalecimiento de los controles en las fronteras exteriores (obligación de controlar a toda persona que cruce la frontera - prohibición de organizar sólo controles aleatorios)
. política común de visados
. política común de asilo
. cooperación policial, judicial y aduanera reforzada.

Son miembros de los acuerdos Schengen los Estados miembros de la Unión Europea, con la excepción del Reino Unido e Irlanda, más Noruega, Islandia y Suiza.

Vemos, pues, que la participación del acuerdo Schengen no requiere ingreso en la Unión Europea.

Este acuerdo no ha sido concluido para dar más libertad a los nacionales de los Estados miembros, sino como una reacción a los grandes flujos turísticos entre los cinco primeros países firmantes (Alemania, Francia, Luxemburgo, Bélgica, Países Bajos), flujos tan importantes que impedían todo control eficaz en las fronteras entre estos países. Frente a una política de controles aleatorios, puntuales y por lo tanto ineficaces en las fronteras interiores, los gobiernos han optado por un refuerzo de los controles en las fronteras exteriores, acompañado por una intensa cooperación policial, aduanera y judicial. Se podría decir que el núcleo de la lógica del Schengen se encuentra en la concentración de los recursos de control en las fronteras exteriores.

El espacio Schengen es entonces la consecuencia de un número de viajeros que crece tanto que vuelve inoperante el sistema de control “clásico” en las fronteras. Es por eso que Suiza se vio casi obligada a unirse: como país de tránsito rodeado por la Unión Europea, ya no podía aspirar a controlar eficazmente sus fronteras.

Estos elementos nos invitan a considerar que los mismos cambios son posibles en Euro-BRICS. Desde el momento en que un flujo regular aumenta tanto que los controles fronterizos se vuelven demasiado difíciles, sin duda sería preciso examinar si la firma de dichos acuerdos sobre la libre circulación al estilo de Schengen no sería una mejor manera de controlar estos flujos.

El enclave de Kaliningrado nos permite considerar un proceso lento y gradual. De alguna manera éste podría constituir el laboratorio de una evolución hacia un espacio “Schengen” entre Euro-BRICS. En la actualidad, los habitantes de este enclave están obligados a obtener una visa Schengen para viajar dentro de la zona Schengen. Dada su ubicación, esa es una fuente permanente de tensiones entre los Estados Schengen y Rusia, además de constituir un obstáculo a la libertad de las personas. El escaso número de habitantes del enclave lo transforma en un escenario ideal para “testear” la viabilidad de este enfoque.

El proceso debería seguir una lógica de la concesión de privilegios y evaluación en varios niveles:

En primer lugar, a los habitantes de Kaliningrado se les otorgan visas Schengen múltiples e ilimitadas. Después de algunos años, los Estados Schengen evalúan el cumplimiento de las reglas por los beneficiarios.

Si son pocos los casos de abuso, el próximo paso será el siguiente :

Los estados Schengen suprimen el requisito de visado para los ciudadanos del enclave. Después de unos pocos se efectúa la evaluación.

Si los abusos son pocos, se aplican los siguientes pasos, siempre alternando cesión de derechos y evaluación :

. La concesión de visas múltiples para todos los ciudadanos rusos - Evaluación
. Eliminación de obligación de visa para todos los ciudadanos rusos - Evaluación
. La eliminación del requisito de visa para los nacionales de todos los BRICS - Evaluación

El último paso es el siguiente :
. Evaluación del número de viajeros que cruzan la frontera Euro-BRICS para determinar si los acuerdos “tipo Schengen” podrían ayudar — con menor costo que un sistema de control fronterizo clásico — a que los controles de estos flujos sean más eficaces.

Hay que recordar que el acuerdo de Schengen, contrariamente a la creencia popular, no debilita la seguridad y el control de las fronteras, sino que simplemente adapta los métodos de control para satisfacer a una situación de flujos tan grandes que los controles clásicos se vuelven inoperantes. Incluso hay quien opina que las medidas previstas por los acuerdos de Schengen aumentan el nivel de control de viajeros y también de todos los habitantes de la zona Schengen.

Sin hablar del hecho de que crean un mayor sentido de pertenencia a un mismo espacio, a un destino común. Que los estados firmantes se vuelvan “amigos” no es la meta, pero es un espléndido resultado accesorio.

Mercredi 3 Avril 2013

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Se permiten solo aquellos comentarios que no sean ofensivos en su forma o su contenido, debiendo ser expresados en cualquier caso, con respeto a las personas e instituciones.