martes, 23 de julio de 2013

Crisis política europea: entre el populismo nacionalista y el tecnocratismo europeo, será hora de perdir la opinión al pueblo. - Fragmento de GEAB N°73 (marzo 2013)

Politische Krise in Europa: Weder nationalistischer Populismus noch europäische Technokratie - Einfach die Menschen in Europa nach ihrer Meinung fragen!

Crise politique européenne: entre populisme nationaliste et technocratisme européen, il va être temps de demander leur avis aux peuples

European political crisis: Between nationalist populism and European technocracy, it’s going to be time to ask people their opinion

 Considerando que desde el terremoto de 2008, el mundo administra mal que bien las incesantes réplicas (bloqueo político estadounidense o el psicodrama del techo de la deuda y de la reducción de déficit, rescate de los bancos o de los país, la deuda pública europea, la guerra monetaria, las tensiones geopolíticas,...), Europa entra en una nueva fase de la crisis, política esta vez. Hasta ahora, la gestión de la crisis en Europa fue hecha por los tecnócratas de Bruselas que consiguieron superar las divergencias de los Estados miembros para salvar el edificio. En la urgencia de la situación, regularmente recordada por « los mercados » que hacen reinar el terror en Occidente, la gestión de la crisis no funcionó tan mal y los pueblos aceptaron hasta ahora los sacrificios sin demasiadas olas. Así, Grecia tambaleó, pero no explotó, los movimientos sociales en España permanecieron medidos,
el nombramiento de Mario Monti a la cabeza de Italia a finales de 2011 no incendió al país...

Pero después de capear la peor parte del temporal duramente la crisis aceptando tal gestión, ahora con la situación financiero-monetaria relativamente estabilizada, los pueblos comienzan a querer dar su opinión sobre la nueva configuración de la nave. Estamos presenciando el retorno de la política en Europa, después de que prevaleció la economía durante años. Mientras no exista una verdadera democracia europea la voz de los pueblos se alza contra los partidos nacionales que, por su naturaleza (nacional), no entienden a la ciudadanía europea e interpretan este descontento como un rechazo a Europa. En realidad, se trata más bien de un rechazo de la idea de hacer permanentes las soluciones adoptadas en la urgencia, soluciones que han sido adoptadas de facto por el nivel europeo, único que puede tener una mínima influencia en una crisis de tal magnitud y tomar las decisiones necesarias.

Muy evidentemente, agazapados en la sombra, un montón de especuladores y adversarios de Europa esperan declarar el caos europeo con la esperanza de que colapse la moneda, la economía y sus gobiernos. En tal contexto, y con una situación económica y una geopolítica mundial muy degradada, el año 2013 va a ser difícil para Europa. Sin un liderazgo claro con la campaña electoral Alemania, Italia bloqueadas, graves tensiones con el Reino Unido, la nave va a cabecear severamente. Sin embargo, nuestro equipo anticipa que esta crisis política, en definitiva (a partir de 2014), reforzará la cohesión política europea y permitirá el rediseño de la gobernanza europea, así como la crisis económica reforzó su cohesión económica.

Crisis de legitimidad del nivel nacional

Por primera vez, el período en que vivimos demuestra claramente que el poder ya no está el nivel nacional sino europeo, que es donde se toman todas las decisiones importantes. La crisis económica reforzó en efecto la cohesión económica de Eurolandia la que ha sido dotada con las herramientas comunes necesarias para superar la situación. También destacó la importancia del nivel europeo, evidente cuando diecisiete países comparten una moneda y la misma crisis económica.

Pero la política permanece a nivel nacional. Esta dicotomía es la que explica el sentimiento de impotencia de los pueblos. Pero contrariamente a lo que los políticos y medios de comunicación intentan hacernos creer, los ciudadanos europeos no son particularmente antieuropeos (por otra parte hay que ser un poco cuidadoso con esta frase para hacer frente al absurdo). La prueba no son partidos euroescépticos que se han elegido en España, en Francia, en Italia, en Malta (1), etc. No perdamos vista que el 60% de los votos italianos fueron a dos partidos de izquierda democráticos no comunistas mientras que la Liga del Norte, único partido fundamentalmente euroescéptico que ha conocido mejores momento, obtuvo sólo el 4% de los votos (2) en la elección de febrero. Todos los populistas que intentan ganar partes de mercado en base al sentimiento antieuropeo corren hacia el fracaso: se escuchará con interés sus críticas del sistema, pero tan pronto digan las frases del tipo « renunciar al euro todo el mundo mirará hacia otro lado (3). Por otra parte, sería mucho más complicado volver a la Europa de las Naciones y de las monedas anterior al tratado de Maastricht, que recorrer el último tramo necesario para finalizar la integración política y democrática de un nuevo edificio europeo (o por lo menos eurolandés).

A pesar de las dificultades económicas, tampoco asistimos a un fortalecimiento estrepitoso de la extrema derecha, lo que es un indicador alentador. Porque en momentos de grave crisis, la historia presenta dos tipos de reacciones populares: una actitud progresista, como elegir a Roosevelt, por ejemplo, que solamente es posible cuando existen futuras soluciones o bien se crean; o una actitud radical, como elegir a Hitler, que se corresponde generalmente a un sentimiento de un futuro incierto que echa a los pueblos en los brazos del más loco o del más mentiroso. Por supuesto, no pretendemos que exista Roosevelt hoy en Europa – falta mucho – sino que los resultados de las elecciones en la Eurozona, por su carácter finalmente bastante medido, prueba que los pueblos no han enloquecidos. Y si los partidos conservadores tienden a perder vastas partes de sus votantes, esto se debe a su participación mayoritaria del poder europeo al comenzar la crisis, a la confusión que a menudo presentan en cuanto a contenidos, y también de la presencia en las filas de las derechas europeas de contingentes de ultra-liberales, verdaderos repelentes (Merkel lo está experimentando ahora) a causa de la debacle que vive actualmente esta ideología, consecuencia lógica de una crisis que es también la del ultraliberalismo. En cambio, en el Reino Unido y en Hungría, donde el futuro es singularmente incierto, enredados en problemas mucho más graves que en la Eurozona, son las extremas derechas las que se fortalecen. Un indicador del nivel de deterioro de esos países.

Los resultados eventualmente un poco caprichosos de elecciones italianas también envían el mensaje que los pueblos están tomando conciencia poco a poco de que los « responsable » que serán elegidos en el marco nacional no son realmente responsable de mucho más que de sus discursos. En efecto, en la construcción europea actual, podemos ver que un país como Bélgica pudo vivir sin gobierno durante un año y medio (4) sin que le impida funcionar. Tanto es lo que se decide en Bruselas. Lo mismo ocurre con la Italia de hoy, si no se logra formar un gobierno (5) el marco europeo impide muchas desviaciones y la situación insta a los dirigentes italianos a una transacción. Los mercados reaccionan, ciertamente, aunque sólo sea para demostrar que leen los periódicos, pero sus bruscos cambios de humor son de bastante corta duración.

Potencial democrático del nivel europeo

La Sra. Merkel y Sr. Cameron han podido cantar victoria después de sus negociaciones del presupuesto europeo, declinaron por primera vez en la historia (por la prórroga de sus respectivos mandatos respectivos), y esto precisamente en el momento en el que Europa nunca ha concentrado tanto poder. Es el Parlamento el que tuvo la última palabra con su histórico voto de censura en contra del presupuesto (6), 506 votos contra 161. Es la primera vez que el Parlamento, el único órgano concebido para representar los intereses de los ciudadanos europeos (una prerrogativa que lamentablemente ha sido bastante mal utilizada hasta ahora), se atreve a desafiar al Consejo de la Unión Europea y cuestionar la lógica de los grupos de presión nacionales, sin ningún mandato democrático, imperante durante las negociaciones del presupuesto. Y la supuesta derrota de la posición de Hollande durante la negociación del presupuesto se convierte en victoria, particularmente por el muy aplaudido discurso (7) pronunciado en el Parlamento Europeo y no en el Consejo, una clara señal enviada a esta institución destinada a que tome conciencia de sus potencialidades y sus responsabilidades democráticas.

El Parlamento cuenta por otra parte con transformar el ensayo gracias a las elecciones europeas de 2014. Las primeras que deberían comenzar a parecerse a verdaderas elecciones europeas, con cabezas de lista y programas comunes para cada familia política europea (8), permitiendo a los ciudadanos europeos apropiarse del debate, como han demostrado ser capaz de hacerlo durante el referéndum en 2005. La propia Comisión Europea, aunque reacia a toda evolución democrática durante más de veinticinco años, se defiende de un libro blanco sobre la europeización de las elecciones europeas, tal vez con un día de elección único en toda Europa y el nombramiento del presidente del Consejo durante las elecciones (9). La idea de comenzar la campaña cuanto antes también permitiría devolver más rápidamente el poder a los pueblos en un momento que Europa lo necesita. En cuanto al contenido, está totalmente defindo: es el debate alrededor de la asignación de los fondos europeos, cualquiera sea el importe. Es, por otra parte, en esto y no sobre la magnitud del presupuesto negociado por Cameron y Merkel que el Parlamento Europeo se bloqueó.

Y nos damos cuenta con estupor que la único que faltaba hasta ahora era la voluntad política; finalmente, los medios para abrir el juego a los ciudadanos parecen tan simples. Pero cuando se sabe, como el LEAP lo sabe, hasta que punto el sistema político nacional por una parte y administrativo europeo por otra se apuntalaron contra toda evolución en este sentido durante los 25 últimos años, se tiene una idea de cuanto pánico que reina en todos los niveles (nacional y europeo).

Evidentemente estos cambios corren peligro de ser frustrados por el Reino Unido, gran responsable del bloqueo de la unión política desde 1989, al hacerlo daría un pequeño paso más hacia la salida. Pero aunque puedan ser más lentos y caóticos, ahora están irremediablemente lanzados, y en el peor de los caso se hará en lo sucesivo, como siempre, alrededor del núcleo duro de la Eurozona. No es seguro, por otra parte, que los ingleses, atrapados en sus graves problemas internos, tengan verdaderamente ganas de continuar peleándose sobre este punto.

El retorno de la política a Europa

Por cierto, los mercados todavía dictan una serie de ajustes en los países europeos. Pero las sucesivas elecciones de gobiernos socialdemócratas, o la influencia de Peppe Grillo, o incluso el viraje a la izquierda de Peer Steinbrück en Alemania (10) que probablemente tendrá un peso en la coalición CDU-SPD (11), crean de facto una política de convergencia de los niveles nacionales que permiten esperar una disminución de los desacuerdos entre los Estados y allanar el camino tanto para acciones más audaces como menos controvertida, como es la prosecución de la regulación financiera (con el impuesto sobre las transacciones financieras o el limite simbólico de las gratificaciones de los ejecutivos bancarios).

La iniciativa Minder en Suiza que da ideas a Europa (12), o el proyecto de regulación del trading de alta frecuencia del Senado francés (13), y todas las iniciativas similares de otros pequeños detalles que completan gradualmente un cuadro impresionista que refleja el retorno de la política a Europa. Estamos asistiendo a un debilitamiento tanto de las políticas de austeridad, predicadas hasta ahora, por soluciones más equilibradas que tienen en cuenta el crecimiento y el empleo. Lo que es muy oportuno al respecto, es que el FMI está de acuerdo con esta tendencia, dado que los planes estrictos de austeridad ya han comenzado a provocar importantes daños a otras economías mundiales. ¡Si los intereses de los bancos centrales comienzan temporalmente a parecerse al de los ciudadanos, ¡ se permite todas las esperanzas!

Cuando Europa se enfrentaba a la crisis económica, las respuestas fueron económicas dieron lugar a una mayor cohesión en este ámbito. Ahora que la crisis es política, las respuestas deberían ser políticas y aportaran una mayor cohesión en este ámbito.

Conforme a la apuesta de los fundadores del euro, la introducción de la moneda única arrastra inexorablemente el nacimiento de una unión política, incluso si ésta se hace con el dolor y en la urgencia. El camino es todavía largo y sembrado de trampas, pero el equipo del LEAP/E2020 tuvo el
privilegio de trabajar con Franck Biancheri, incansable pensador y actor de la democratización europea durante treinta años (14), desgraciadamente fallecido el último 30 de octubre a la edad de 52 años, sólo puede maravillarse con el ronroneo de esta democratización que finalmente está en marcha después de tantos años de silencio absoluto.

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Notas:


(1) Fuente : EUObserver, 11/03/2013.

(2) Fuente : Wikipédia.

(3) Biancheri tenía la costumbre de decir « no le preguntamos al pez si se está a favor o en contra del agua, le preguntamos quiere que su acuario sea arreglado. »

(4) Fuente : Wikipédia.

(5) Leer porejemplo La Tribune, 11/03/2013.

(6) Révolte du Parlement de Strasbourg contre le projet de budget européen, Le Monde, 13/03/2013.

(7) Fuente : LCP, 05/02/2013.

(8) Fuente : EurActiv, 17/09/2012.

(9) Fuente : EuroNews, 12/03/2013.

(10) Fuente : La Tribune, 12/03/2013.

(11) Leer el GEAB n°70, décembre 2012.

(12) Fuente : Der Spiegel, 04/03/2013.

(13) Fuente: La Tribune, 13/03/2013.

(14) Por otra parte está por aprecer pronto un libro sobre el inmenso trabajo de Franck Biancheri en este dominio.

Jeudi 4 Juillet 2013

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