martes, 24 de septiembre de 2019

Gobierno: no a cualquier precio [Editorial de 'El Socialista']

Gobierno: no a cualquier precio

España necesita un Ejecutivo estable, progresista y capaz de afrontar con garantías los desafíos sociales, instituciones e internacionales.
19/09/2019

Editorial de 'El Socialista'

El rey constató el pasado martes que no existe en el Congreso de los Diputados una mayoría que garantice la formación de un Gobierno y, en consecuencia, no propuso candidato alguno a la investidura. Este próximo lunes se disolverán las Cortes Generales y España quedará abocada automáticamente a una nueva cita con las urnas el próximo 10 de noviembre.
Que se forme un Gobierno es el paso lógico tras unas elecciones generales, pero no basta con la investidura: hace falta gobernar. El fin último de unos comicios en democracia es que la ciudadanía decida qué políticas son las apropiadas para encarar los retos del presente y el futuro a lo largo de una legislatura, es decir, que establezca la hoja de ruta que desarrollará un Ejecutivo estable durante cuatro años. La formación del gabinete es sólo el primer paso, pero de nada sirve si después el Gobierno es incapaz de aprobar leyes o carece de un rumbo claro.
La dirección que se debía adoptar, en este caso, era evidente, porque el mensaje de las urnas fue claro el 28 de abril: revalidar el resultado de la moción de censura y otorgar una amplia victoria al PSOE. La derecha planteó aquella votación como un plebiscito sobre la continuidad del Gobierno de Sánchez, y ante la disyuntiva entre las políticas conservadoras de PP, Ciudadanos y Vox y las políticas progresistas lideradas por el PSOE, los españoles eligieron esto último: medidas de corte social, de regeneración y para la convivencia dentro de la ley.
En un contexto multipartidista, no obstante, es necesario sumar apoyos. Para poder desarrollar un programa, los socialistas necesitaban el apoyo de Unidas Podemos, su socio durante los diez meses de Gobierno de Sánchez. La negociación entre PSOE y el grupo morado desde el 28A, sin embargo, no se ha centrado en las políticas que necesita el país, sino que ha estado marcada por las exigencias de poder de Pablo Iglesias y su ambición de liderar un Ejecutivo paralelo al del presidente.
El partido morado llegó a tildar de “humillante” la posibilidad de desarrollar medidas sociales a través de una vicepresidencia y tres ministerios, que tachó de meramente “decorativos”. Tras rechazar un programa común, cargos intermedios o proponer independientes de prestigio, entre otras propuestas de PSOE, Iglesias ha impedido por cuarta vez la conformación de un Ejecutivo progresista.
Al tiempo que el PSOE intentaba fraguar un pacto progresista que hubiera sumado 165 de los 176 escaños necesarios, PP y Ciudadanos adoptaron una actitud de bloqueo sistemático, lo que otorgaba un peso determinante a los votos de los partidos independentistas catalanes, los mismos que meses antes precipitaron el final de la legislatura al impedir la tramitación de los presupuestos.
Resulta paradójico que Casado y Rivera sean quienes con mayor ahínco buscan la confrontación dialéctica con los independentistas y, al tiempo, los que pretenden hacer depender la gobernabilidad de España de las fuerzas separatistas catalanas. La crispación territorial se ha convertido en el único argumento de oposición de unas derechas que obvian toda responsabilidad de Estado desde el 28A.
Así pues, el tacticismo de Iglesias, que nuevamente ha bloqueado la investidura de un presidente socialista, y la irresponsabilidad de la derecha, centrada en su batalla interna y tan incapaz de gobernar como de desbloquear la situación, han abocado al país a una nueva convocatoria electoral el 10N. Una cita con las urnas ante la que los electores deberán decidir qué partidos han intentado dar cauce al mandato de abril y cuáles se han instalado en el negacionismo del resultado de las urnas y se han empecinado en bloquear la situación.
España necesita un Gobierno para una legislatura, no un parche que solvente la investidura. Lo deseable es un Ejecutivo capaz de avanzar en las políticas emprendidas por Sánchez en el último año, que no dependa de las fuerzas independentistas, y respaldado por una mayoría parlamentaria que le dote de la estabilidad necesaria para encarar los retos nacionales e internacionales que afronta España. Sólo así podrá superarse el bloqueo de los últimos meses y consolidarse la etapa progresista iniciada por la moción de censura.

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