Nuestro personaje estaba meditabundo, de romería en romería, apoyado sobre una frágil caña, que sonaba más a 'esclafida' que a flexible bambú.A distancia les perseguía el justiciero, nuestro héroe, ... incansable, aunque un
tanto despistado. El defensor de las causas perdidas. (que no el de agravios -of course-).Nuestro heroe, dislumbró una silueta acechante, y desenfundó su revolver contra aquel enemigo. Vacio el cargador, ¡pim! ¡pam! ¡pum! y tras el humo, descubrió su silueta. Era su misma sombra. Su pasado que volvía tr
as él. El recuerdo de aquel otro personaje, (el sastre) les atormentaba sobremanera. Y quien antes les tomaba las medidas, ahora, les provocaba pesadillas.
Realmente, este personaje, no era más que parte de un escenario, que antaño se creó b
ajo los resortes del poder. Cuan dulce son las mieles del poder.
Había que tomar alguna medida. Y comenzaron a disparar a todo lo que se movía, ... ¡pum! ¡pum!¡pata pum!, primero sus compinches vaciaron sus revolveres .... pero de nada sirvió, .... la justícia y el orden, siempre triunfan (pensaron). ¡cáspitas! si nunca habíamos pagado, eso, era parte del acuerdo, ¿no?
Al herrero, tampoco le habían pagado nunca las cabalgaduras. ¡Que osadía, pedirles cuentas, a estas alturas!El sabueso, les seguía el rastro.
(continuará ... Gürtel chase)

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