jueves, 15 de enero de 2009

DEFINICIONES

Tengo dos grandes amigos a los que les gusta discutir por la definición de cualquier asunto. Uno es republicano, de izquierdas y del Barça; el otro es franquista, nostálgico y del Madrid.
Una de sus definiciones favoritas a la hora de discutir es el BLOC NACIONALISTA VALENCIÀ.
Uno - el de izquierdas- dice que es un partido de extrema-derecha católica rural; el otro – el franquista- que en cada pueblo piensan de un color diferente. Uno – el republicano- dice que solo hay un punto en común que les une: su odio visceral al PSPV-PSOE, el otro – el nostálgico- que hay muchos militantes, que no sus dirigentes, que no les tolerarán nunca pactos a la derecha. Uno dice – el del Barça – que juegan a ecologistas ilustrados pero que simplemente es su conservadurismo rural el que aflora; el otro – el del Madrid- que confunden el progreso con les espardenyes.
Cuando empiezan unas de estas absurdas discusiones por buscar la mejor definición, suelo evadir mi pensamiento hacia asuntos que me preocupan bastante más: recuerdos de mi novia y lo que hicimos la última vez que nos vimos, observar a alguien en una mesa próxima en el restaurante, o simplemente se me han colado en el pensamiento - por tratarse ahora de este tema -recuerdos de otros buenos amigos que desde hace mucho tiempo militan en ese partido, y a los que demasiado a menudo tengo que aguantarles sus quejas a las actuaciones de sus dirigentes, pero que con igual facilidad aparecen de relleno en la foto de campaña electoral cada cuatro años.
El asunto se suele zanjar cuando aparece el camarero con el primer plato de la comida de mediodía- los tres somos de buen comer -. En ese preciso momento el que se adelanta al otro dice: Bueno, ¿y esta noche donde cenamos? Y comenzamos a comer.
Esto me suele recordar que las cosas importantes de la vida no necesitan de una definición para disfrutarlas: la amistad, el amor, el humor, o los momentos agradables. Lamento que la política necesite de demasiadas definiciones y no la podamos disfrutar; tan solo sufrirla.
Llega la hora del brindis; ahora soy yo el que se adelanta:
Salut i Republica!
Josep Lluis Henarejos Cardona.

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